El desarrollo tecnológico, y en particular el de las herramientas digitales, es uno de los motores fundamentales del crecimiento a nivel global de los cables submarinos de fibra óptica. Sin embargo, el control que ejercen las grandes potencias y sus multinacionales tecnológicas sobre esta infraestructura crítica genera una dependencia que es necesario reducir. El Atlántico Sur enfrenta el desafío de superar el carácter periférico en tales desarrollos.

Por Jorge Poblette

La economía digital ha transformado profundamente la arquitectura de las relaciones económicas, geopolíticas y culturales a nivel global. Pero el impacto de estas transformaciones y su difusión está muy lejos de ser equitativa.  En consecuencia, y subrayando los beneficios que tiene la propagación de las nuevas tecnologías y su distribución espacial como fuente de crecimiento, también es necesario que los países emergentes del Sur Global, promuevan sus propias estrategias para reducir esta dependencia y ganar en autonomía y soberanía tecnológica.

De particular relevancia son las tecnologías digitales cuyo impacto transversal está transformando el mundo del comercio, la logística, el transporte, las finanzas y las comunicaciones entre otras áreas de las actividades humanas. Sin embargo, las disputas geopolíticas entre grandes potencias y empresas tecnológicas globales por el control de esta infraestructura crítica, sumado a los problemas derivados de la velocidad y la seguridad del tráfico de datos, configuran obstáculos que reducen las capacidades tecnológicas de los hogares, empresas y gobiernos de los países de ingresos bajos y medios. Las brechas digitales se están convirtiendo en brechas de desarrollo, como bien lo señala un informe del Banco Mundial.

Ante este cambio de paradigma económico, los corredores digitales cumplen un rol estratégico, tanto por brindar plataformas y entornos virtuales en donde la información se crea, comparte y almacena, así como por las estructuras que la conforman, las que son verdaderas carreteras virtuales de fibra óptica que atraviesan océanos y territorios, y que permiten conectar masivamente a países y continentes. Sobre estos corredores digitales es que transitan datos, documentos e información, por lo general sensible y confidencial, de segmentos productivos e institucionales que es necesario gestionar y proteger con ecosistemas informáticos seguros y confiables.

Si bien los grandes usuarios de estas autopistas submarinas de datos son las grandes corporaciones tecnológicas como Google, Microsoft, Meta, operadores de redes y productores de contenidos, en forma indirecta son utilizadas por todos los usuarios de internet alrededor del globo. Es importante considerar el hecho de que más del 95% de los datos, sea de internet, telefonía, multimedia y otros datos de banda ancha, se trasmiten por redes de cables submarinos que rodean varias veces la circunferencia de la tierra.  Estos cables que se recuestan en las profundidades oceánicas son, en definitiva, los que permiten mantener a todo el mundo conectados.

Según el sitio especializado TeleGeograph existen a la fecha 587 sistemas de cables submarinos y 1.712 aterrizajes que están actualmente activos o en construcción, los que sumados alcanzan una extensión de 1,48 millones de kilómetros de cables actualmente en servicio. De este total son muy pocos los que conectan directamente, a través del Atlántico Sur, el continente africano con América del Sur. Por supuesto que existen muchas otras redes que indirectamente comunican a ambos continentes, pero casi la totalidad de ellos enlazan también con Europa o Estados Unidos antes de enrutar los datos hacia estas latitudes.

 Corredores digitales en el Atlántico Sur

Esta red mundial de cables submarinos, la columna vertebral de internet que transporta la mayor parte de los datos por todo el mundo y que acaban en las redes que alimentan las torres de telefonía móvil y las conexiones Wi-Fi, tiene mucha presencia en los países sudamericanos y africanos, pero son escasísimos los que los conectan directamente entre sí. Aquí un pequeño detalle:    

Argentina, Brasil y Uruguay, son países con litoral en el Atlántico Sur y se conectan directamente entre ellos principalmente a través de:

Firmina: Es un cable submarino de fibra óptica cuya propiedad es de Google y que tiene por objetivo conectar América del Norte con el Cono Sur. Tiene 14,517 km. Vincula Myrtle Beach, Carolina del Sur, Estados Unidos, Praia Grande, Brasil, Punta del Este, Uruguay y finaliza en Las Toninas, Argentina.

 Tannat:  Tiene una longitud de 2.000 kilómetros y es propiedad de Google y Antel de Uruguay. Su propósito principal es la conexión regional. Tiene como puntos de aterrizaje Santos, en Brasil, Maldonado en Uruguay y como punto de amarre las Toninas, en Argentina.

Malbec: Conecta Las Toninas, en Argentina, con Brasil (Río de Janeiro, Praia Grande, São Paulo, Porto Alegre) para luego unir los puntos de presencia PoP  que los operadores tienen en Miami y Nueva York . Este cable submarino fue desarrollado por Meta y GlobeNet.

Completan esta lista parcial: SAC (South American Crossing) / LAN (Latin American Nautilus); Atlantis-2, Bicentenario y Unisur.

América del Sur – África: esta es una de las áreas que menos conexiones directas tiene instaladas. Solo tres de estos corredores aterrizan directamente en ambas orillas del Atlántico Sur, uniendo ambos continentes. Por supuesto que existen decenas de conexiones adicionales que vinculan ambos territorios, pero, como antes señalamos, todos ellos enrutan por Europa o Estados Unidos. Estos son los principales:

Sistema de Cable del Atlántico Sur (SACS): Tieneuna extensión de 6.165 kilómetros. Es propiedad de Cables de Angola y vincula directamente Sangano, en Angola, con Fortaleza en Brasil.

EllaLink. Este cable submarino tiene unalongitud del cable 6.200 kilómetros. Sale de Fortaleza Brasil pasa por Cabo Verde, Mauritania, Marruecos y aterriza en Portugal. La misma fue originariamente propiedad de la empresa española EllaLink, pero hoy es controlado mayoritariamente al fondo europeo Marguerite II.

Enlace Intercontinental del Atlántico Sur (SAIL) Longitud del cable 5.800 kilómetros – Propietarios Camtel (Camerún Telecommunications) y China Unicom.  Fue el primer cable en unir el Sur de estos dos continentes. Tiene como puntos de aterrizaje Fortaleza en Brasil y la ciudad portuaria de Kribi, ubicada al suroeste Camerúnen el Golfo de Guinea.

Proyecto Waterworth: Meta, que es propietaria de los servicios de Facebook, Instagram y WhatsApp, entre otros, ha presentado una iniciativa destinada a construir un cable submarino de 50,000 kilómetros de longitud que proporcionará conexión a internet en cinco continentes. Meta, que ya participa en el desarrollo de más de veinte proyectos de cables submarinos, asignó un presupuesto que supera los 10.000 millones de dólares. Este cable submarino atravesará el Atlántico Sur en una diagonal que pasa por Brasil y aterriza directamente en Sudáfrica. Su puesta en funciones se concretará en el transcurso de este año.

Disputas, interrupciones y controles sobre la infraestructura digital subacuática.

Con la llegada de Donald Trump por segunda vez a la presidencia de los Estados Unidos, se han endurecido las políticas de control sobre la infraestructura digital. No solo el propietario de Meta, Mark Zuckerberg, fue amenazado con la cárcel si no accedía a realizar cambios que se ajustaran a las necesidades de inquilino de la Casa Rosada, sino que la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos busca prohibir la conexión de cables submarinos que usen componentes chinos o de cualquier otra empresa que se considere una amenaza para la seguridad nacional estadounidense. Los documentos filtrados en su oportunidad por Edward Snowden revelaron cómo la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) ha interceptado tráfico digital directamente desde los cables submarinos.

China, con la puesta en marcha de la “Nueva Ruta de la Seda Digital”, se va convirtiendo en el principal proveedor global de infraestructura digital. Su estrategia no solo busca un beneficio comercial, sino también consolidar su poder económico y político en regiones como el Golfo Pérsico, África y, en menor medida, Latinoamérica. 

Además de la “supervisión” que ejercen las grandes potencias sobre la información que circula por las redes, los cables son vulnerables a distintos tipos de eventos, accidentales o intencionados. Muchas veces estos resultan dañados por las anclas de los barcos, los terremotos, la pesca de arrastre o donde se producen cuellos de botella por la congestión de tráfico marítimo.  En otras oportunidades han sido los conflictos armados, acciones de sabotajes o ciberataques los que han interrumpido el flujo de datos por estas carreteras digitales dejando a millones de usuarios sin conexión. Según el portal especializado Wired, cada año se producen más de 100 incidentes en los que se rompen o dañan los cables. La mayoría de estos son causados por el transporte marítimo o por daños ambientales.

En medio de esta competencia estratégica por el control de la información entre países desarrollados y gigantes tecnológicos, el Sur Global, en particular la conectividad entre Sudamérica y África, debe ser reforzada. Una mirada sobre los cables submarinos que rodean África y en menor medida América Latina refleja las viejas rutas coloniales, pero ahora en clave digital. Si se busca reducir la brecha digital y proteger de la información que conectan los países y continentes del Sur Global, se requieren inversiones que deberían ser coordinadas y financiadas por los países emergentes, teniendo en cuenta que los datos y la información son activos con un valor que en muchos casos supera al de los recursos naturales.

En Argentina, ARSAT empresa tecnológica estatal, no solo se encarga de desarrollos satelitales, sino que opera la Red Federal de Fibra Óptica que cuenta con más 36 mil kilómetros de fibra a lo largo de todo el país y más de 1.200 puntos conectividad física. Esta empresa tecnológica superavitaria figuraba en la lista original de las empresas sujetas a privatización por el gobierno de Javier Milei. El Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), responsable de las políticas de conectividad, hace un año se encuentra intervenido y ha bloqueado los fondos destinados a la actualización tecnológica, mejoras de gestión y producción de contenidos. Sin dudas no son buenos momentos para la ciencia y el desarrollo tecnológico en Argentina

Jorge Poblette
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