El próximo 16 de diciembre de 1965 se cumplirán 60 años de un acontecimiento fundamental para la Cuestión de las Islas Malvinas, la adopción por la Asamblea General de las Naciones Unidas de la Resolución 2065 (XX), una resolución que no solo reconocía formalmente la existencia de la controversia de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido, sino que también enmarcaba el caso como una situación colonial que debía resolverse, sentando las bases para un largo proceso de reclamo diplomático que se extiende hasta hoy. Atlántico Sur conmemorará este hito de la diplomacia argentina con una serie de publicaciones destacadas.
Por Guillermo Carmona
Hace seis décadas, un 16 de diciembre de 1965, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptaba una resolución que marcaría un punto de inflexión en la historia de la disputa de soberanía por las Islas Malvinas. La Resolución 2065 (XX) no solo reconocía formalmente la existencia de la controversia entre la Argentina y el Reino Unido, sino que también enmarcaba el caso como una situación colonial que debía resolverse, sentando las bases para un largo proceso de reclamo diplomático que se extiende hasta hoy.
Este aniversario encuentra a la Argentina ante el desafío de fortalecer su posición nacional e internacional y de reimpulsar la Cuestión de las Islas Malvinas en reforzando su compromiso con la vía diplomática y el derecho internacional, en línea con lo establecido incluso en la Cláusula Transitoria Primera de su Constitución Nacional, que ordena la prosecución de los legítimos derechos de soberanía .
Los antecedentes: La cuestión Malvinas en la agenda global
Las gestiones diplomáticas argentinas para recuperar el ejercicio de soberanía sobre las Malvinas se intensificaron tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial y la creación de las Naciones Unidas. Durante el primer gobierno del Presidente Juan Domingo Perón (1946-1955), la Cancillería argentina realizó esfuerzos significativos para internacionalizar la causa. En 1946, cuando el Reino Unido incluyó unilateralmente a las Malvinas en la lista de Territorios No Autónomos de la ONU, la delegación argentina realizó una reserva expresa, dejando constancia de que no reconocía la soberanía británica sobre las islas y reafirmando sus derechos imprescriptibles. Esta acción sentó un precedente crucial, asegurando que la inclusión del territorio en la lista de descolonización no se interpretara como un reconocimiento de la legitimidad de la administración colonial británica.
El contexto histórico: El mundo en pleno proceso de descolonización
La década de 1960 fue escenario de un fuerte impulso dentro de la ONU para poner fin al colonialismo en todas sus formas. La piedra angular de este movimiento fue la Resolución 1514 (XV), aprobada en 1960, que proclamaba la necesidad de eliminar rápidamente el colonialismo y establecía dos principios fundamentales, y a veces tensionados: la libre determinación de los pueblos y la integridad territorial de los Estados .
Fue en este marco que la Argentina, bajo el gobierno del presidente Arturo Umberto Illia, llevó con firmeza y solvencia jurídica su causa a los foros internacionales. La gestión del embajador Lucio García del Solar y la argumentación legal del embajador José María Ruda (conocida como el “Alegato Ruda”) fueron decisivas . Ruda expuso ante el Subcomité III de Descolonización en 1964 que las Malvinas no eran un caso colonial típico, sino un territorio donde una potencia colonial había expulsado por la fuerza a las autoridades y población legítimas, reemplazándolas con sus propios nacionales. Argumentó que aplicar el principio de autodeterminación aquí sería poner el destino del territorio en manos de la misma potencia ocupante, perpetuando el colonialismo y quebrantando la integridad territorial argentina .
El Subcomité III, y luego el Comité de los 24, aceptaron por unanimidad esta postura, allanando el camino para la presentación del proyecto de resolución ante la Asamblea General .
El contenido de la Resolución 2065: Un triunfo diplomático
La resolución, aprobada con un contundente 94 votos a favor, ninguno en contra y 14 abstenciones, contiene los elementos esenciales que definen la Cuestión Malvinas hasta el día de hoy :
1. Reconoce la existencia de una disputa de soberanía entre los gobiernos de Argentina y el Reino Unido.
2. Encuadra el caso de las Islas Malvinas como una forma de colonialismo al que debe ponerse fin, aplicando la Resolución 1514 (XV).
3. Invita a ambos gobiernos a entablar negociaciones bilaterales para encontrar una solución pacífica y definitiva a la disputa.
4. Establece que las negociaciones deben tener en cuenta “los intereses” (y no los “deseos”) de la población de las islas. Esta redacción es crucial, ya que excluye explícitamente la aplicación del principio de autodeterminación reclamado por el Reino Unido, priorizando en cambio el principio de integridad territorial.
La abstención del Reino Unido en la votación fue un hecho muy significativo que ponía en evidencia la potencia del proceso de descolonización que se imponía en el mundo y la solidez de la posición argentina.
Para la diplomacia argentina, este fue un gran triunfo. El Reino Unido, que durante más de un siglo se había negado a discutir, se vio obligado internacionalmente a sentarse a la mesa.
Las negociaciones posteriores y el incumplimiento británico
Como lo mandata la resolución, entre 1966 y 1982 se desarrolló un intenso proceso de negociaciones bilaterales. Los avances fueron significativos, llegándose incluso a consensuar en 1968 un Memorándum de Entendimiento que preveía la transferencia de soberanía a la Argentina una vez que se aseguraran los intereses de los isleños. Sin embargo, presiones políticas internas y una fuerte campaña de prensa en el Reino Unido llevaron al gobierno británico a abandonar el acuerdo a fines de ese año .
Posteriormente, se lograron acuerdos prácticos, como el de comunicaciones de 1971, pero el Reino Unido comenzó a demorar y evadir sistemáticamente el tratamiento del tema de fondo: la soberanía. Esta actitud culminaría en el trágico conflicto de 1982 .
El legado y la vigencia de la Resolución 2065 en el presente
Seis décadas después, la Resolución 2065 mantiene plena vigencia. Es la piedra angular sobre la que se ha construido un amplio consenso internacional que respalda la posición argentina. Numerosas resoluciones posteriores del Comité de Descolonización y de la Asamblea General de la ONU, junto con declaraciones de foros regionales como la CELAC, la OEA y el MERCOSUR, han reafirmado ininterrumpidamente sus términos .
La resolución sigue siendo la brújula que guía la política exterior argentina respecto a las Malvinas. Los gobiernos argentinos han continuado el impulso de gestiones ante el Secretario General de la ONU para que cumpla con la misión de buenos oficios que le encomendó la Asamblea General, instando al Reino Unido a reanudar de manera inmediata las negociaciones de soberanía .
Una nota de contradicción: La gestión Milei y la tradición diplomática
Sin embargo, a sesenta años de este hito, la política exterior del gobierno del presidente Javier Milei ha generado cuestionamientos y profundas preocupaciones en sectores académicos, políticos y de la sociedad civil respecto a la coherencia con los principios históricos de la Cancillería argentina . Mientras se reafirma retóricamente el compromiso con la recuperación pacífica de las islas, la drástica reducción del presupuesto en áreas clave de la diplomacia, el alineamiento automático con las potencias occidentales, el desprecio por el multilateralismo y las tensiones con países que apoyan a la reafirmación de la soberanía argentina, especialmente de la región, han sido interpretados como factores que podrían debilitar la capacidad de presión internacional del país. Esta contradicción entre la retórica de soberanía y la práctica de desmantelamiento de herramientas estatales genera incertidumbre sobre la solidez de la estrategia argentina en un momento donde la firmeza diplomática es más crucial que nunca.