El Puerto de Quequén, en la Provincia de Buenos Aires, es una estratégica puerta de vinculación de la Argentina con el mundo a través del Atlántico Sur. El anunció de una importante inversión empresaria permite apreciar los beneficios de la estrategia de gestión público – privada. El crecimiento constante del comercio internacional abre a las terminales portuarias nuevas oportunidades de integrarse a cadenas de valor regionales y globales, y para ello no solo se necesitan inversiones sino también dialogo y cooperación entre el sector público y la actividad privada.

Por Jorge Poblette

Los puertos desempeñan un papel fundamental en la economía de cualquier región. Este rol se ha revalorizado como resultado del proceso de globalización e innovación tecnológica. Este profundo cambio trajo aparejado la intensificación de los flujos comerciales y con ello la necesidad de modernizar las terminales portuarias para aprovechar las oportunidades que se abren para este tipo de actividades.

En sintonía con esta tendencia el Puerto Quequén anunció la construcción de un nuevo Complejo Industrial Pesquero, con una inversión privada proyectada de 10 millones de dólares, a cargo de la empresa Manumar S.A. Estos recursos destinados a una nueva infraestructura se espera que tengan un impacto económico directo sobre la actividad portuaria, el que podrá ser mensurado una vez realizadas las obras comprometidas. Con la perspectiva de generar alrededor de 600 nuevos puestos de trabajo, la inversión se orienta a integrar la producción local con el comercio internacional, colocando a esa terminal en una excelente posición para que en el futuro se puedan transformar en un sólido hub logístico.

El proyecto contempla varios componentes destinados a fortalecer la industria pesquera y naval como la remodelación del muelle 7, uno de los principales de esa terminal, cuyo objetivo es optimizar la descarga y mejorar los tiempos de operación de los buques. También se contempla la construcción de un nuevo muelle para ampliar la capacidad de atraque y sumar nuevos espacios dedicados a la actividad pesquera, como un varadero para la reparación y mantenimiento de buques. Se tiene previsto en el proyecto la creación de un área de servicios para talleres y proveedores, y un Centro de Capacitación Técnica.

Para medir la relevancia de los proyectado hay que analizar algunos de los aspectos que configuran lo que hoy representa esta terminal marítima. El puerto de Quequén está ubicado en la desembocadura del rio Quequén Grande, sobre las riberas de las ciudades de Quequén y Necochea, en el litoral atlántico de la provincia de Buenos Aires. Su localización es clave dado que se encuentra en una de las zonas cerealeras de importancia mundial.

El Puerto Quequén tiene particularidades que lo hacen único. Es la terminal portuaria más profunda de la Argentina. Su canal de acceso tiene 15 metros de profundidad, lo que equivale a 50 pies, condición que le permite recibir buques Panamax, buques graneleros de gran porte como también unidades pesqueras. La posibilidad de gestionar estos volúmenes de carga reduce sustancialmente los costos del transporte marítimo, una variable fundamental para las empresas navieras.  De allí que, si bien por su volumen de carga, Quequén está detrás de las terminales portuarias de Rosario y Bahía Blanca, por su ubicación y profundidad ocupa un lugar de preeminencia en el litoral atlántico en un escenario global donde más del 80% del comercio de mercaderías se transporta por vía marítima en buques de gran calado.

Esta región de la Argentina denominada Pampa Húmeda, es conocida mundialmente por la producción cerealera. Son justamente los productos de este hinterland agropecuario los que impulsan la mayor parte de la actividad del Puerto de Quequén, ya que es la terminal marítima por donde salen los grandes volúmenes de granos que son exportados al resto del mundo. Este rasgo podría definir a Quequén como un puerto claramente agroexportador. A lo largo de sus doce sitios se registran embarques de trigo, maíz, cebada, girasol, soja, maltas, harinas, maderas, aceites, pallets de girasol y productos pesqueros, así como los relacionados con la importación de una variedad de fertilizantes.  

Otra característica a tener en consideración es la escasa sedimentación que sufre el puerto. Si bien se realizan tareas periódicas de dragado y se monitorea constantemente el lecho marino, está muy lejos de los niveles de acumulación de material que se registran, por ejemplo, en la Hidrovía Paraná-Paraguay y en los puertos ubicados en ese sistema fluvial, donde las tareas de dragado tienen un alto costo logístico debido al cuantioso proceso de sedimentación. Esta variable es otra de las ventajas que puede mostrar Quequén.

La administración del Puerto de Quequén está a cargo del Consorcio de Gestión del Puerto de Quequén (CGPQ), un ente de Derecho Público no estatal establecido por la Ley Provincial N° 11.414/93, que tuvo por finalidad   garantizar la participación de todos los sectores involucrados en el proceso productivo de importación y exportación de la región. En la mesa se sientan representantes de sindicatos, del municipio y de Cámaras Empresarias del sector agroindustrial.  La presidencia del Consorcio es un cargo de naturaleza política, y es actualmente ocupado por Jimena López, quien fue puesta en funciones por el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, siendo la primera mujer en desempeñar esta función. Es en ese ámbito público-privado donde se define en gran medida la orientación estratégica de esta infraestructura portuaria.

Según el sitio especializado ArgenPorts, el movimiento de cargas batió un récord en el año 2024 al contabilizar 7.770.387 de toneladas movilizadas en 332 buques. Entre los principales destinos se posicionaron el sudeste asiático, China y el mercado africano. El objetivo declarado por la Presidenta del Consorcio de Gestión del Puerto de Quequén es alcanzar los 8 millones de toneladas transferidas.

Pero más allá de las potencialidades del puerto y los objetivos propuestos por su administración no es posible analizar estas nuevas inversiones y el futuro de estas terminales sin considerar el contexto político y económico en el que esta actividad se desenvuelve. En este sentido, existen distintas miradas sobre el rol que debe desempeñar tanto el Estado como el sector privado en materia de promoción de la actividad productiva.

“Trabajamos en la planificación estratégica, focalizando no sólo en lo que sucede dentro del sector portuario, sino con una visión amplia y de perfil productivo. Tenemos un claro objetivo: promover acciones que mejoren la conectividad de los puertos con los sectores productivos de la Provincia y potencien así la competitividad del comercio exterior. Es por eso que el sistema logístico portuario debe estar estrechamente vinculado a la producción bonaerense”, dijo el gobernador Kicilloff en oportunidad de presentar el Anuario Estadístico Portuario.

Claramente, las inversiones anunciadas en el Puerto de Quequén se ajustan a las definiciones políticas trazadas por el gobernador. Por un lado, el proyecto presentado por el Complejo Industrial Pesquero Manumar promueve la diversificación productiva ya que, a un puerto que es marcadamente agroexportador, se lo revitaliza recuperando para esa región la actividad pesquera industrial, al proyectarse la construcción de una infraestructura específica para procesar productos pesqueros. Otro sector que recibirá un impulso inicial es la industria naval, que también ayuda a diversificar la oferta de prestaciones de un puerto que está fuertemente anclado en la exportación de commodities. Finalmente se demuestra que la competitividad y el incremento de las exportaciones de las terminales portuarias no se alcanza confrontando el sector público con el privado; la planificación con el mercado. En el caso de las nuevas inversiones del Puerto de Quequén, es la cooperación y gestión pública-privada la responsable de atraer nuevas inversiones para el desarrollo regional.

Por el contrario, el presidente Javier Milei sostiene un modelo económico anclado básicamente en la especulación financiera que ha generado, según la mayoría de los informes disponibles, una serie de impactos negativos en materia social y productiva. El Presidente argentino afirma que el Estado es “una organización criminal violenta”, y sostiene que este no debe hacer obras públicas ni involucrase en actividades productivas, debiendo traspasar  al sector privado esta responsabilidad. Sostiene que debe ser el mercado y la actividad privada quien resuelva por sí solas las inversiones que son necesarias para el desarrollo económico. Los resultados no lo están acompañando. De acuerdo con los datos oficiales, en 2024 la inversión pública cayó un 77,3% real con respecto a 2023 y alcanzó el registro más bajo desde 2002. Como era de esperar el mercado no se hizo cargo de lo que claramente es una responsabilidad pública.

No resulta difícil entender cuál es el mejor camino para fortalecer el tejido económico y social, promover el crecimiento y la competitividad de la economía. Al igual que la actividad portuaria los objetivos se consiguen con políticas públicas claras, planificación, cooperación y la participación de todos los sectores de la comunidad.

Jorge Poblette
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