En momentos en que el gobierno libertario acelera el alineamiento automático y la subordinación estratégica a EE.UU., a partir de concesiones que afectan a la defensa nacional y al rol de las FF.AA., se conocen los avances de la conversión de la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF) en un aparato ideológico y partidista.

Por Guillermo Carmona

El alineamiento automático y la subordinación estratégica a los EE.UU. del gobierno de Javier Milei se manifiesta con especial énfasis en la política exterior y en la política de defensa nacional de la Argentina. Los hechos que evidencian tal alineamiento se suceden vertiginosa y simultáneamente, quedando muchos de ellos solapados bajo los escándalos y la aceleración de la crisis económica, financiera y social. Pongamos por caso la visita del presidente Trump a Gran Bretaña y la consolidación de la alianza multidimensional entre las dos potencias noratlánticas que ha pasado desapercibidas, aun cuando son ineludibles sus consecuencias para la Argentina en su posición respecto a las Islas Malvinas, el Atlántico Sur y la Antártida.

Con su consecuente pérdida de autonomía, el alineamiento automático deja expuesto y sin margen de maniobra al país alineado frente a las decisiones adoptadas por la potencia a la que se subordinan las políticas nacionales. La subordinación estratégica implica también la adopción de los paradigmas y políticas que mejor convienen al interés nacional y al posicionamiento internacional de la potencia dominante, y la creación de condiciones que permitan garantizar en el largo plazo la reproducción del esquema de dependencia.

La visita oficial del presidente de EE.UU. a Londres sirve para ilustrar el modo en que este proceso se está desarrollando en la Argentina bajo la presidencia de Milei y da pie a una reflexión de cómo el principal dispositivo de formación e investigación de profesionales de la defensa nacional con el que cuenta el Estado argentino es puesto al servicio de la reproducción de las condiciones de dependencia.

Carlos III, Donald Trump y Keir Starmer junto a sus esposas (Foto White House)

Trump visitó Reino Unido en un contexto de reciente redefinición de la estrategia de defensa y seguridad internacional británica. El gobierno británico viene de presentar el pasado 8 de julio su nueva Revisión de Defensa Estratégica 2025 (SDR), en la que da muestras concretas de su aceptación de las condiciones impuestas por Trump a sus socios europeos: aumento del presupuesto militar, mayor compromiso con el sostenimiento y grado de prioridad dado a la OTAN, explicitación de la predisposición a confrontar con la amenaza china, entre otras. No debería sorprender que sea así. La principal ideóloga y redactora de ese documento fue Fiona Hill, una británica-estadounidense que se desempeñó como asesora presidencial en el primer mandato de Trump y que ahora ocupa similar posición en la administración del primer ministro británico Keir Starmer.

En la SDR, las Islas Malvinas y la Isla Ascensión constituyen los nodos principales en el Atlántico Sur de una “red global integrada” que, junto con el reimpulso del plan de armas nucleares y los programas de ciberdefensa, aparecen como grandes apuestas a un renovado rol global del Reino Unido en tiempos turbulentos. Además, la SDR dedica un destacado lugar a declarar la persistencia, a pesar de las tensiones y diferencias entre Trump y Starmer, de la alianza estratégica entre del Reino Unido y EE.UU. Esa alianza es global, busca revivir al maltrecho atlantismo y tiene como escenarios periféricos al Atlántico Sur y a la Antártida.

Mientras eso ocurría hace poco más de una semana sin suscitar demasiada atención pública, el gobierno libertario profundizaba en grado superlativo los niveles de subordinación y dependencia con EE.UU. Están en agenda la habilitación de la participación estadounidense en la Base Naval en Ushuaia, la facilitación del acceso a los yacimientos de tierras raras y la invitación al aprovechamiento de condiciones propias de un remate de los recursos naturales que estable el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), especialmente en los sectores minero e hidrocarburífero. Además, el ministro de Defensa Luis Petri da muestras de total disposición para cumplir con las expectativas de EE.UU. de un cambio de rol de las FF.AA. argentinas.  que se ha hecho visible en dos acontecimientos recientes: la realización de un ejercicio militar de tropas estadounidenses y argentinas en Ushuaia a mediados de agosto y la movilización de un gran contingente del Ejército Argentino al norte del país para participar en los despliegues “Libertador” y “Roca” que han reavivado el debate sobre la militarización de la seguridad interior en la Argentina.

Milei y Trump en Nueva York durante esta semana (Foto Oficina del Presidente – Argentina)

Durante esta semana, las decisiones y acciones de alineamiento y subordinación han llegado al paroxismo. En su viaje a EE.UU., Milei ha protagonizado escenas bochornosas con Trump y con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, en la misma semana en la que dos de sus ministros dejaban en claro que el alineamiento automático no solo es con EE.UU. e Israel, sino que comprende al principal aliado europeo de esos Estados: el Reino Unido, potencia que ocupa ilegalmente una enorme porción del territorio nacional argentino. La presentación de cartas credenciales por el nuevo embajador David Cairns y la visita al país del ministro de comercio, Chris Bryant, dieron lugar a profusos gestos de beneplácito hacia la corona británica de parte del gobierno argentino. Los encargados de transmitirlo fueron el canciller Werthein y el jefe de Gabinete Guillermo Francos. Este último calificó a la relación de ambos países como un vínculo de “mutua colaboración”. Desde que asumió Milei, con los británicos se habla y negocia de todo entre expresivas sonrisas, palmadas y fotografías. De todo, menos de la Cuestión Malvinas.

En resumen: mientras Petri promueve juegos de guerra interna en el norte argentino, utilizándolos como escenario de campaña electoral para sostener su candidatura a diputado nacional disfrazado de militar, crecen las amenazas y la complacencia con los aliados noratlánticos en el área austral.

Luis Petri en Tartagal – Operativo Roca (Foto MinDef)

En este contexto de predisposición a la entrega de soberanía e invitación a la intervención extranjera sin reparar en las consecuencias nefastas sobre la propia autonomía y el interés nacional, se suman novedades en el plano de la formación de profesionales –militares y civiles-, de la investigación, y el análisis sobre la doctrina de defensa nacional en el ámbito de la UNDEF. Milei y Petri avanzan en el establecimiento de un aparato ideológico con el claro objetivo de perpetuar las condiciones de dependencia estructural de la política de defensa nacional.

La UNDEF: aparato ideológico y caja político partidaria

La Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF), creada en 2014 por la Ley 27.015 durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y la primera gestión en el Ministerio de Defensa de Agustín Rossi, nació como un proyecto estratégico para integrar la formación civil y militar en un espacio democrático, moderno y bajo control civil, en línea con la Ley de Defensa Nacional N° 23.554. Su misión era clara: formar profesionales, investigar en áreas estratégicas y consolidar una doctrina de defensa soberana.

Diez años después, bajo la orientación proestaunidense y anglófila del ministro Luis Petri y del rector Julio César Spota, la UNDEF ha tomado un rumbo que preocupa a especialistas y actores del sector: se ha convertido en una plataforma política y un laboratorio ideológico que tensiona el marco legal de Defensa, Seguridad Interior e Inteligencia.

El propio rector Spota profundizó esta deriva en un artículo publicado en la revista FORTÍN, donde presentó la actual gestión como una “renovación meritocrática”. Sin embargo, el texto no expone un plan académico sólido sino que funciona como manifiesto ideológico que justifica el vaciamiento institucional. La crítica cobra mayor peso al tratarse de una declaración pública del máximo responsable de la universidad, que no solo omite las consecuencias de los recortes presupuestarios, sino que los justifica en nombre de la “eficiencia”.

Violaciones a la Ley de Defensa Nacional N° 23.554

La Ley 23.554 establece que las Fuerzas Armadas (FFAA) deben actuar exclusivamente ante agresiones externas, mientras que la seguridad interior corresponde a las fuerzas policiales y de seguridad (Ley 24.059). Sin embargo, la conducción actual promueve iniciativas que diluyen esta frontera.

El artículo de FORTÍN legitima operaciones como el “Operativo Roca”, que movilizó miles de soldados a la frontera norte con el argumento de “controlar fronteras”, en funciones propias de seguridad interior (Argentina.gob.ar, 2024; Infobae, 2025). Esto vulnera el espíritu del artículo 1° de la Ley de Defensa, que prohíbe la militarización de conflictos internos.

A esto se suma el Decreto 1112/2024, que amplía la definición de “amenazas externas” para incluir la ciberseguridad interna, corriendo los límites con la Ley de Seguridad Interior (Boletín Oficial, 2024a). Spota celebra la creación de carreras como Ciberdefensa en la Facultad de la Defensa Nacional, pero estas carecen de acreditación plena de la CONEAU y validación del CIN (DEF Online, 2025).

Inteligencia sin Control y Riesgos para la Democracia

La Ley 25.520 de Inteligencia Nacional exige un estricto control judicial y parlamentario. La UNDEF debería limitarse a la formación teórica y ética en inteligencia, pero la creación del Instituto de Investigación en Inteligencia Estratégica Dr. Bernardo de Monteagudo plantea interrogantes sobre qué tipo de formación se imparte sin supervisión externa.

En paralelo, la disolución de la AFI y la recreación de la SIDE con mayor secretismo, promovida por el Ejecutivo, reabre el riesgo de espionaje político (CELS, 2025). El artículo de Spota en FORTÍN no aborda estas implicancias, legitimando de hecho un retroceso democrático.

Irregularidades Financieras y Uso Político de Recursos

El propio Spota ha denunciado que la gestión previa destinaba el 97% de su presupuesto a salarios, pero no explica que esta situación derivaba del subfinanciamiento histórico y de la pandemia. En su gestión, lejos de revertirse, se han profundizado los recortes en becas e investigación, sumados a despidos encubiertos y a un “Portal de Transparencia” que oculta datos sobre convenios con ONGs pro-privatización.

La SIGEN ya había advertido en 2018 sobre irregularidades en el uso de fondos, incluyendo la colocación de 18,5 millones de pesos en LEBAC sin intervención de la Tesorería (SIGEN, 2018). En 2025, se denunció que recursos de la UNDEF fueron utilizados con fines políticos en Mendoza, el distrito de Petri (La Política Online, 2025a).

Un Aparato Burocrático sin Academia Real La universidad se ha convertido en una estructura administrativa más que en un espacio de producción de conocimiento. Carreras como Licenciatura en Defensa Nacional, Ciberdefensa y Gestión Pública siguen sin concursos docentes ni acreditación plena, lo que precariza la formación (DEF Online, 2025).

La revista FORTÍN insiste en confundir defensa con seguridad interior, repitiendo una doctrina contraria a la normativa vigente. Iniciativas valiosas, como el seminario “Voces de Malvinas”, se ven debilitadas por la falta de financiamiento, lo que afecta la preservación de la memoria histórica.

Consecuencias para las FFAA y la Democracia

Los recortes presupuestarios y la eliminación del FONDEF en el Presupuesto 2026 dejaron a las FFAA con un gasto del 0,8% del PBI, por debajo de la media regional (Global Firepower, 2025; La Política Online, 2025b). Esto ha provocado un éxodo de más de 18.000 efectivos y salarios que hoy se encuentran por debajo de la línea de pobreza (La Nación, 2025; La Prensa, 2025).

Además, se desactivaron programas de integración social como “Juventudes y Soberanía Nacional” y “Aulas Bicontinentales”, debilitando el vínculo entre defensa y ciudadanía.

Propuesta de Recuperación Institucional

Los especialistas consultados coinciden en la necesidad de la adopción de medidas urgentes para revertir la crisis institucional de la UNDEF y evitar la consolidación en el más importante instrumento formativo con el que cuenta la defensa nacional de un aparato ideológico al servicio de intereses foráneos:

  • Auditoría integral, con acceso público a presupuestos y contratos.
  • Congelamiento de nuevas carreras hasta lograr acreditación CONEAU y validación del CIN.
  • Reforma de gobierno universitario para garantizar concursos docentes y limitar designaciones discrecionales.
  • Revisión curricular en inteligencia y seguridad, ajustada a la Ley 25.520.
  • Reactivación de programas de extensión para recuperar el vínculo entre la UNDEF, la sociedad civil y las FFAA.

La defensa nacional requiere instituciones sólidas, respeto por la ley y formación académica rigurosa. La UNDEF nació para servir a los más altos intereses nacionales en el marco del estado de derecho y el sistema democrático, no para ser utilizada como caja de financiamiento ni como cuartel ideológico.

Foto de portada: Petri junto al secretario de Defensa de EE.UU. Pete Hegseth (Foto Ministerio de Defensa Argentina)

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