Una conferencia sobre la guerra en Ucrania, organizada en conjunto entre la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF) y el Ministerio de Defensa del Reino Unido y que contará con expositores británicos, evidencia la colaboración del ministerio que conduce Luis Petri con la potencia que ocupa ilegalmente las Islas Malvinas y representa una amenaza para la Argentina y la región por su despliegue militar en el Atlántico Sur. También prevé un evento reservado en la Embajada británica con participación de funcionarios del Ministerio de Defensa y personal de las FF.AA.
Por Guillermo Carmona
En un hecho que desafía las lógicas diplomáticas y de defensa nacional más elementales, la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF) -institución creada específicamente para formar profesionales en defensa de la soberanía nacional- se ha aliado con el Ministerio de Defensa del Reino Unido para organizar la conferencia “Perspectivas y lecciones del conflicto en Ucrania”, cuya invitación está circulando en el ámbito castrense y de especialistas en defensa. Este evento académico, presentado como un espacio de análisis e intercambio, se realiza en un contexto crítico marcado por la reciente publicación de la Strategic Defense Review 2025 (la Revisión de Defensa Estratégica que plantea un incremento de la inversión militar que comprende a las Islas Malvinas, el Atlántico Sur y a la Antártida), por el incremento del despliegue militar británico en el Atlántico Sur y por la denuncia de diálogos militares secretos entre ambos gobiernos.
La paradoja es evidente: mientras Argentina mantiene vigente su reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur -territorios ocupados por el Reino Unido-, una universidad dependiente del Ministerio de Defensa argentino colabora académicamente con la misma potencia que despliega su poder militar en esos archipiélagos.
Esta colaboración se plantea, además, en un momento en el que se multiplican las iniciativas de colaboración del gobierno de Javier Milei con Gran Bretaña, al tiempo que el presidente y su gobierno omite cualquier tipo de pronunciamiento frente a provocaciones graves y violaciones del derecho internacional y de la legislación nacional por parte de la potencia colonial, e incluso invisibiliza apoyos internacionales a la Argentina por la Cuestión de las Islas Malvinas, como ha sido el caso de la última Declaración Ministerial del Grupo de los 77 más China.
Dos hechos ocurridos en las dos últimas semanas marcan la premeditada acción de colaboración del gobierno de Javier Milei en favor de Gran Bretaña: la aceptación (en tiempo record según lo celebraron en las redes sociales desde el lado británico) de las cartas credenciales del nuevo embajador David Cairns, quien viene de desempeñarse como vicepresidente de la petrolera noruega Equinor, compañía que tiene concesiones de exploración en la plataforma continental argentina y se reunión con el jefe de Gabinete Francos y el cancillera Werthein, por un lado; y la presencia en Buenos Aires del nuevo ministro de Comercio británico, Chris Bryant, por el otro.
La palabra colaboración fue la más utilizada por los funcionarios de ambos lados para describir el espíritu de los vínculos entre ambos gobiernos. Ante esto surge el interrogante de si es posible la colaboración con una potencia que usurpa nuestro territorio sin tener el más mínimo atisbo de voluntad de cumplir con las más de 50 resoluciones de Naciones Unidas que disponen que se deben retomar las negociaciones sobre la cuestión de la soberanía de los archipiélagos usurpados. La aceptación de establecimiento de vínculos colaborativos en tales circunstancias se ajusta más apropiadamente al concepto de “colaboracionismo”.
La conferencia y sus actores
La UNDEF, creada por la Ley 27.015 en 2014 bajo la órbita del Ministerio de Defensa, tiene como misión fundamental “educar en el respeto y la defensa de la Constitución Nacional y la soberanía nacional”. Sin embargo, su colaboración con el Ministerio de Defensa británico para organizar esta conferencia sobre el conflicto en Ucrania genera inmediatas suspicacias. El evento, que se realizará el próximo 14 de octubre en la sede de la Universidad en la calle Maipú de la CABA, se presenta como un espacio de interés académico, se basa en la “experiencia acumulada desde 2015 en el entrenamiento y apoyo a las fuerzas ucranianas” por parte del Reino Unido.
La contradicción salta a la vista cuando se analiza el contexto bilateral y multilateral. Por un lado, Argentina insiste en su reclamo de soberanía, respaldado por la Cláusula Transitoria Primera de la Constitución Nacional. Por otro, el Reino Unido apuesta por la ampliación de sus capacidades militares y mantiene una línea discursiva dura e inflexible respecto del sostenimiento de la militarización del archipiélago.
Prueba de ello han sido las declaraciones del ministro de Fuerzas Armadas, Luke Pollard, quien en su visita a las Islas Malvinas en noviembre de 2024 manifestó que “El compromiso del Reino Unido con la seguridad y la prosperidad económica de las Islas Malvinas es más firme que nunca, desde la protección de la increíble fauna de la región hasta la defensa del derecho de las islas a la autodeterminación. Me siento honrado de haber podido acompañar a los isleños y al personal militar en el homenaje a quienes tanto sacrificaron para proteger las Islas Malvinas. El Reino Unido apoya a las Islas Malvinas hoy y siempre”, afirmó. Como ya es habitual, ninguna autoridad argentina rechazó las expresiones de Pollard y el hecho no fue públicamente rechazado ni protestado por la Cancillería argentina.

A pesar de la posición complaciente y concesiva sostenida por la administración ultraderechista argentina, el gobierno británico no solo no ha desescalado su retórica en favor de la libre determinación de los isleños y el sostenimiento del régimen colonial, sino que ha incrementado la frecuencia e intensidad de sus provocaciones, ha acelerado los proyectos de explotación hidrocarburífera y ha adoptado medidas unilaterales en materia de infraestructura y pesquera que son violatorias de la Resolución 31/49 de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El marco geopolítico más amplio
Esta colaboración académica debe entenderse dentro del juego de influencias que las grandes potencias ejercen en la región. En una nota reciente publicada en pAS, señalé que las orientaciones proestaunidenses y anglófilas del ministro Luis Petri y del rector Julio César Spota, han convertido a la UNDEF en una plataforma política y un laboratorio ideológico que tensiona el marco legal de Defensa, Seguridad Interior e Inteligencia.
La subordinación estratégica del gobierno libertario con EE.UU. se proyecta al Reino Unido, principal aliado político, económico y militar de la potencia norteamericana. Esto ha llevado a que “mientras Petri promueve juegos de guerra interna en el norte argentino [con el Operativo Roca y el Ejercicio Libertador 2025], utilizándolos como escenario de campaña electoral para sostener su candidatura a diputado nacional disfrazado de militar, crecen las amenazas y la complacencia con los aliados noratlánticos en el área austral”.
El papel de la UNDEF en la perpetuación del alineamiento y la subordinación estratégica
En este escenario, la formación conjunta en la UNDEF debe interpretarse como un instrumento para alinear doctrinas y perspectivas estratégicas argentinas con los intereses de EE.UU. y Gran Bretaña. Resulta significativo que esta colaboración ocurra precisamente cuando el gobierno argentino ha solicitado el estatus de socio de la OTAN, una organización que incluye al Reino Unido como miembro fundador y donde las decisiones se toman por consenso, incluyendo potencialmente las relacionadas con la Cuestión de las Islas Malvinas.
La conferencia organizada conjuntamente por la UNDEF y el Ministerio de Defensa británico trasciende el mero evento académico para convertirse en un síntoma de las tensiones no resueltas en la política de defensa argentina. Por un lado, se proclama la defensa irrenunciable de la soberanía sobre Malvinas; por otro, se establecen alianzas estratégicas con la potencia ocupante que contradicen en la práctica ese principio fundamental.
La formación de profesionales de la defensa en una universidad nacional no puede desvincularse de los objetivos estratégicos del Estado argentino. Si la UNDEF debe preparar cuadros para defender la soberanía nacional, resulta cuando menos contradictorio que lo haga en colaboración con el Ministerio de Defensa de un país que ejerce control efectivo sobre territorio argentino y mantiene una importante presencia militar en la región.
El desafío para Argentina consiste en definir una política de defensa coherente que, sin aislarse del mundo, preserve sus intereses nacionales esenciales. La colaboración académica con potencias extranjeras puede ser valiosa, pero no debe realizarse a costa de diluir principios soberanos fundamentales. En el delicado equilibrio entre la apertura al mundo y la defensa de la soberanía, esta conferencia parece inclinar la balanza peligrosamente hacia una subordinación estratégica que podría comprometer, en el largo plazo, la posición argentina en la Cuestión de las Islas Malvinas.
Cada vez hay menos dudas de que las actuales conducciones del Ministerio de Defensa y de la UNDEF han renunciado a la formación de profesionales para la defensa de la soberanía y los interesas nacionales argentinos y se están transformando en instrumentos de alineación con intereses geopolíticos y prioridades estratégicas de las potencias noratlánticas.
Foto de portada: Puesta en funciones de las autoridades de la UNDEF por el ministro Petri (foto: MinDef)