Después de la misión del Talud Continental IV, que rompió récords de audiencia mundial con millones de vistas en YouTube y confirmó el interés de los argentinos por la ciencia, un nuevo equipo de investigadoras e investigadores zarpa otra vez. La expedición “Ecos de dos cañones” explorará los cañones Bahía Blanca y Almirante Brown. Sin embargo, el oscuro momento que atraviesa la ciencia y la educación superior en nuestro país debe llamarnos a la reflexión.
Por Juan Cruz Campagna
Durante tres semanas, entre el 23 de julio y el 11 de agosto de 2025, millones de argentinos y argentinas seguimos a través de una transmisión en vivo sin precedentes, en tiempo real, una misión científica liderada por miembros del CONICET, que permitió descubrir 40 nuevas especies marinas y una diversidad inesperada en corales de aguas frías en el cañón submarino Mar del Plata a una profundidad de 3.900 metros. Este operativo dio continuidad a las campañas Talud Continental I, II y III, realizadas en 2012 y 2013 con financiamiento del CONICET y a bordo del buque oceanográfico Puerto Deseado. En ese momento se destinó una significativa inversión por parte del Estado Nacional, convirtiéndose en las primeras expediciones argentinas focalizadas en el estudio de la fauna de aguas profundas del Atlántico Sudoccidental. En esta reciente ocasión, en cambio, los investigadores presentaron un proyecto para ser seleccionados por la Fundación Instituto Schmidt Ocean, que ofrece el financiamiento mediante el soporte técnico y la tecnología especial para realizar la operación.

El equipo de trabajo estuvo nucleado en el Grupo de Estudios del Mar Profundo Argentino (GEMPA), que contiene a investigadores e investigadoras de institutos estatales, en su mayoría del CONICET, incluyendo el Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN) el Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR), el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC), el Instituto de Biodiversidad y Biología Experimental y Aplicada (IBBEA), el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) y el Instituto de Diversidad y Ecología Animal (IDEA). Por supuesto, muchos institutos dependen de Universidades Nacionales y la mayoría de los investigadores también son docentes universitarios de dichas instituciones de Buenos Aires, Córdoba, La Plata y Mar del Plata. Por último, colaboran también la Prefectura Naval Argentina y el Servicio de Hidrografía Naval. Como vemos, todo el sistema nacional que conforma esta red de organismos y profesionales destacados, sostenido durante muchos años por el Estado, se encuentra presente y protagonizando para que la misión sea posible.

La expedición al cañón submarino de Mar del Plata fue un hito científico y social. Y dejó huella en la ciencia y la educación. Se descubrieron más de 40 especies, incluyendo corales, anémonas, pepinos y erizos de mar, y se registró un ecosistema de aguas frías hasta entonces desconocido. Se recolectó información sobre genética de especies, dinámica de sedimentos, ADN ambiental y contaminación, todo lo cual tiene un inmenso valor científico que se estudiará durante los próximos años.
Pero esto no es todo, porque el buque Falkor (too) del Schmidt Ocean Institute retornará al mar argentino (luego de su paso por aguas de Uruguay) este próximo martes 30 de septiembre para estudiar el sistema de cañones Bahía Blanca, ubicado frente a la costa de Viedma, en la provincia de Río Negro, y luego avanzar hacia los cañones Almirante Brown, frente a Chubut.

La expedición será liderada por la oceanógrafa Silvia Romero, investigadora del Servicio de Hidrografía Naval (SHN) y profesora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos (DCAO) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). La misión busca corroborar la presencia de valles submarinos y estudiar cómo modifican la dinámica de las corrientes oceánicas, especialmente el ingreso de aguas de la Corriente de Malvinas.
Los cañones submarinos funcionan como corredores que conectan aguas profundas con la plataforma continental. Si efectivamente canalizan nutrientes hacia zonas menos profundas, la Corriente de Malvinas tendría un rol decisivo en la riqueza biológica marítima, además de su importancia en la regulación del clima terrestre. El Atlántico Sur es una de las regiones más ricas e inexploradas del planeta, y comprender sus dinámicas es vital para conservar su biodiversidad y gestionar recursos pesqueros de manera sostenible.
Se realizarán diversos estudios con la tecnología que ofrece el Falkor (too) y el ROV SuBastian operado desde el barco. Otro importante instrumento, aportado por el SHN, es una boya oceanográfica equipada con distintos sensores meteorológicos. Serán 14 científicas y científicos argentinos, acompañados por estudiantes de grado y posgrado, con el respaldo del CONICET, la UBA, el INIDEP y el SHN. La misión se inscribe dentro de las ocho campañas que el Schmidt Ocean Institute dedicará en 2025 al Atlántico Sudoccidental.

Sin embargo, todo esto ocurre en un contexto de cientificidio. El desmantelamiento estatal, y en particular el ataque directo a la ciencia, la tecnología y la educación universitaria argentina por parte del gobierno de la Libertad Avanza es histórico. Recortes presupuestarios sin precedentes y, por increíble que parezca, acompañado un rabioso discurso anti-científico y anti-estatal desde las más altas esferas del gobierno nacional. Al cese de otorgamientos de subsidios a Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT) y el cierre del Ministerio de Ciencia y Técnica podemos sumar el cierre del ingreso a la Carrera de Investigador del CONICET, el recorte al otorgamiento de becas doctorales y posdoctorales y el congelamiento del salario de becarios de la Agencia CONICET. En el plano salarial, los científicos argentinos perdieron un 35% del poder adquisitivo desde el comienzo del gobierno de Milei.
Se acerca una nueva oportunidad para poner la mirada en nuestro estratégico Atlántico Sur, también para debatir sobre el ejercicio de nuestra soberanía y el lugar que la ciencia, la tecnología y la educación universitaria debe ocupar en nuestra sociedad. El interés que demostró el pueblo argentino contrasta con el cientificidio que se está llevando a cabo. La destrucción de ese sistema de formación científica y tecnológica es una decisión, como tantas otras, brutal y cruel que llevará muchos años recuperar. La actividad científica referida a temas estratégicos para el interés nacional debe ser financiada por el Estado y tener por objetivo el desarrollo y bienestar del pueblo. Gran error sería que nuestro mar y sus recursos se conozcan y valoren más por países extranjeros que por el propio.
Foto de portada: El equipo de científicos del Museo Argentino de Ciencias Naturales-CONICET posa junto al buque R/V Falkor (too). Créditos: Museo Argentino de Ciencias Naturales, publicada por CONICET.