El marcado retroceso que ha experimentado el reclamo de soberanía por las Islas Malvinas bajo la administración del presidente Javier Milei sumó un nuevo capítulo. El desafortunado encuentro con la presidenta kosovar Vjosa Osmani proyecta una imagen que socaba la estrategia argentina sobre la Cuestión de las Islas Malvinas.

Por Jorge Poblette

El presidente Javier Milei, en su reciente viaje a los Estados Unidos fue fotografiado con la señora Vjosa Osmani, presidenta de un Estado no reconocido por la República Argentina y a quien, por lo tanto, no le es reconocido el carácter de tal por el país que preside Milei. El gobierno argentino no ha dado explicaciones acerca de la ocasión en que fue tomada la fotografía. Solo está claro que fue en ocasión del viaje de Milei para participar en la apertura de las sesiones de la Asamblea General de la Naciones Unidas.  Con el apoyo de la OTAN y en particular del Reino Unido, esa región balcánica declaró su independencia de la Serbia en febrero de 2008. Argentina no reconoce a Kosovo como estado independiente por importantes razones.

La publicación de esa imagen provocó reacciones y repudios en las redes sociales y distintos medios de comunicación, ya que el gesto fue interpretado como contradictorio con la posición diplomática y los argumentos que sostienen el reclamo argentino por las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes a esos archipiélagos.   

El hecho tiene al menos dos aristas que confluyen en la Cuestión Malvinas y ambas son claramente violatorias del derecho internacional y afectan los intereses argentinos en el Atlántico Sur.

La primera es que Argentina no reconoce la independencia de Kosovo. Esta posición ha permanecido invariable desde el dictado mismo de la Resolución 1244 (1999) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobada en 1999. En esa Resolución, dictada después de la llamada Guerra de Kosovo (1998-1999), se reafirmó explícitamente la soberanía e integridad territorial de la República Federativa de Yugoslavia (ahora Serbia) sobre ese territorio, estableciendo que el estatus final de Kosovo debía resolverse mediante un proceso político.

Esta posición fue ratificada en distintas ocasiones por el gobierno argentino, siendo la más reciente el comunicado de la Cancillería Argentina del 1 de diciembre de 2022 en ocasión del anuncio de la participación de militares kosovares en ejercicios militares en las Islas Malvinas. en esa ocasión, la Cancillería conducida por entonces conducida por Santiago Cafiero sostuvo que la Resolución 1244 (1999) sobre Kosovo “contiene elementos a los que la Argentina adhiere de manera irrestricta, en particular el principio de integridad territorial y la solución de las controversias mediante un acuerdo negociado y mutuamente aceptado por las partes involucradas. Sostener estos principios es fundamental para sostener una política de Estado para la cuestión de las Islas Malvinas”.

Los gobiernos argentinos han sido muy cuidadosos en evitar convalidar la pretendida independencia de Kosovo, declaración unilateral hecha el 17 de febrero de 2008 por parte de un parlamento al que Argentina no reconoce calidad de autoridad legal. Hacerlo no solo sería desconocer el principio de integridad territorial, que es uno de los pilares de la Carta de las Naciones Unidas, sino que se estaría avalando un acto ilegal, un hecho que atenta contra la soberanía y la unidad territorial de un Estado miembro de la ONU. Y lo más grave es que, apoyar esa escisión territorial en los Balcanes, sentaría un grave precedente jurídico internacional que podría ser utilizado por el Reino Unido para intentar justificar el reconocimiento de la autodeterminación de los habitantes de Malvinas y debilitar los argumentos argentinos de soberanía sobre las islas.

El principio de autodeterminación no es aplicable a la Cuestión de las Islas Malvinas ya que el derecho internacional ya que no hay “un pueblo sometido a la subyugación, dominación o explotación de una potencia extranjera al que se le deniegan los derechos humanos, como lo establece la Resolución 1514 (1960), más conocida como  la “Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales”.

En este sentido se  expresó recientemente el Editor Responsable de Portal Atlántico Sur, Guillermo Carmona en un posteo en la red social X,  que fuera recogido por importantes diarios argentinos: “ Esa entidad denominada Kosovo, busca consolidar la ruptura de la integridad territorial de Serbia, invocando en contra del Derecho Internacional, un pretendido derecho de autodeterminación, como lo intenta Reino Unido a través del ilegítimo gobierno isleño en la Cuestión Malvinas”

Tropas de Kosovo en Malvinas

La otra arista de la polémica tiene que ver con un delicado incidente diplomático que protagonizó el Reino Unido en las Islas Malvinas a partir del 2023.  El día 13 de enero de ese año arribó a las Islas Malvinas un contingente de militares, integrantes de denominadas Fuerzas de Seguridad (KBS) de Kosovo. Los mismas, que no cuentan con el status de fuerzas armadas aunque tienen un claro perfil militar, se sumaron a la dotación británica de la Compañía de Infantería Roulement (RIC), en un hecho que justificaron como “una operación de apoyo a la paz”.

Reino Unido mantiene un intenso vínculo con las autoproclamadas Fuerzas de Seguridad de Kosovo

 En realidad, la misma fue el resultado de un acuerdo entre el Reino Unido y el autodenominado Ministerio de Defensa de Kosovo. Esta relación política entre británicos y kosovares nació en el mismo momento en que los bombarderos de la OTAN, sin la aprobación previa del Consejo de Seguridad de la ONU, lanzaron una campaña aérea de 78 días de duración contra la ex Yugoslavia para detener la limpieza étnica de la población albanokosovar. Después de finalizada la contienda la relación entre el Reino Unido y Kosovo se transformó en una alianza político-militar. De hecho, las tropas británicas permanecen en Kosovo hasta el día de hoy, formando parte del contingente de la Fuerza de Kosovo (KFOR), una fuerza de operaciones multinacional que lidera la OTAN. Como ha sostenido el especialista Daniel Kersffeld, columnista de Página 12 en una nota titulada “Lo que hay detrás de los ejercicios militares de Kosovo en Malvinas”, es pequeño país de los Balcanes sobrevivió gracias al apoyo de la OTAN y, especialmente, al de Estados Unidos y el Reino Unido, cuyas influencias siguen siendo determinantes hasta el día de hoy. Según su opinión, el interés de las potencias occidentales radica en la ubicación estratégica que tiene Kosovo, “cercana tanto a Rusia como al Cáucaso y a Oriente Medio. Además, el país se estableció cerca de un entrecruzamiento de oleoductos y corredores energéticos vitales, como el Trans-Balcanes, donde importantes multinacionales estadounidenses, como la energética Halliburton, tienen una destacada presencia.” Con una gigantesca base de la OTAN en su territorio, Kosovo busca visibilidad internacional mientras que el Reino Unido aprovecha la guerra ruso-ucraniana para afirmar su presencia en los Balcanes.

Militares kosovares en las Islas Malvinas (Foto publicada por Rattembach en X @jmrosas1845

Kersffeld  concluye que “la presencia kosovar en Malvinas debe ser interpretada no sólo como un desafío y una demostración de fuerza externa arbitraria y sin justificación alguna, sino también en términos de un peligroso intento por involucrar a Argentina, y a toda América Latina, dentro de un conflicto como el Ucrania, del que hasta ahora ha conseguido mantenerse al margen soportando crecientes tensiones y presiones”.

Esa primera incursión kosovar en Malvinas, habilitada por Gran Bretaña, provocó en aquel momento la inmediata reacción de la Cancillería Argentina mediante la  Información para la Prensa N°  652/22 que expresó el enérgico rechazo a “la intención de enviar nuevas tropas militares a las Islas Malvinas, territorio argentino ilegítimamente ocupado por el Reino Unido”, Además denunció que el envío de “Fuerzas de Seguridad” kosovares al Atlántico Sur contraviene específicamente la resolución 31/49 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que insta a ambas partes (la Argentina y el Reino Unido) a que se abstengan de adoptar decisiones unilaterales que entrañen la introducción de modificaciones en la situación mientras las Islas están atravesando el proceso de negociación recomendado por la misma Asamblea.” También esta acción unilateral británica vulnera la resolución 41/11 de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobra la Zona de Paz y Cooperación en el Atlántico Sur que, entre otras disposiciones, exhorta a los Estados de todas las demás regiones, en especial a los Estados militarmente importantes, a que respeten escrupulosamente la región del Atlántico Sur como zona de paz y cooperación, en particular mediante la reducción y eventual eliminación de su presencia militar en esta región.

En aquella oportunidad, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) también expresó su rechazo a la intención del Reino Unido de introducir nuevos actores militares en las Islas Malvinas, ya que “ello constituye una injustificada provocación y contraviene numerosas resoluciones de las Naciones Unidas y otros foros internacionales, incluyendo la CELAC, que instan tanto a la Argentina como al Reino Unido a reanudar las negociaciones, a fin de encontrar una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía que involucra a ambos países en la Cuestión Malvinas”.

 A pesar de estos reclamos el Reino Unido continuó con el despliegue de tropas kosovares en Malvinas, práctica que reiteró hasta el año 2025, contando en este caso un complaciente silencio de la Cancillería libertaria.

Estos antecedentes explican el rechazo que generó la foto publicada por un medio kosovar. Las reacciones al hecho no se han tratado de formulaciones abstractas, como se pretendió justificar desde sectores oficialistas, como tampoco fueron simples objeciones personales a la conducta presidencial.

La ideologización de la Cuestión Malvinas.

La política exterior de cualquier Estado se despliega siempre en un escenario internacional determinado. La presidencia de Javier Milei se da en un contexto signado por la competencia hegemónica entre Estados Unidos y China, una época de transición entre unipolaridad y multipolaridad, de ascenso de nuevos actores internacionales como los países que integran el nutrido bloque de los BRICS, India y Rusia entre ellos.

Frente a estas circunstancias, el presidente Milei, promotor de una forma radicalizada y extrema del liberalismo que denomina anarcocapitalismo, optó por hiperideologizar la política exterior argentina, y alineó automáticamente al país con los intereses de los Estados Unidos e Israel y con los movimientos ultraconservadores y más reaccionarios del mundo.

En la sensible Cuestión de las Islas Malvinas el gobierno libertario ha sostenido contradictorias y confusas posiciones hacia temas centrales como la libre determinación. El actual mandatario sostuvo el pasado 2 de abril: “Y si de soberanía sobre las Malvinas se trata, nosotros siempre dejamos claro que el voto más importante de todos es el que se hace con los pies, y anhelamos que los malvinenses decidan algún día votarnos por los pies a nosotros” y agregó que “Por eso buscamos ser una potencia a punto tal que ellos prefieran ser argentinos, (…)”. En otra ocasión, en abril del 2024, sostuvo Ushuaia ante la Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson que “el mejor recurso para defender nuestra soberanía es reforzar nuestra alianza estratégica con Estados Unidos”, minimizando el carácter estratégico y central de la alianza entre ese país y el Reino Unido.

La foto de Milei con la señora Osmani suma un hecho más a una larga y desafortunada serie de episodios que socavan el interés nacional en la Cuestión Malvinas y pone en serio riesgo las alianzas regionales y extrarregionalas que vienen acompañando desde hace décadas la posición internacional que sostiene la República Argentina.

Jorge Poblette
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